Obesidad en adolescentes
La obesidad adolescente es un problema creciente en nuestro país que afecta ya al 35 % de los adolescentes, 4 de cada 5 seguirán teniendo problemas de sobrepeso en la edad adulta.
¿Su peso le impide llevar una vida normal?
¿Se siente mal consigo mismo?
¿Piensa que comer sano es un sufrimiento?
¿Tiene miedo al efecto yo-yo?
Si tu hijo se encuentra ante alguna de las situaciones anteriores le enseñaremos el camino para dejarlas atrás y llegar a conseguir lo que se proponga
Hacemos un seguimiento semanal en el que evaluamos el progreso y aplicamos los cambios necesarios para que se consoliden los nuevos hábitos alimenticios.
«Mi hijo tiene mal humor en casa y exige comer lo que le apetece»
A menudo el adolescente entra en un círculo vicioso en el que su autoestima está dañada por su aspecto físico y a su vez se refugia en la comida.
Baja autoestima
Los compañeros de clase no ayudan.
Sedentarismo
Demasiado tiempo frente a una pantalla.
Azúcar
Come solo lo que le gusta.
«El Método de Obefis me ha ayudado a organizar mi rutina de comida y a adelgazar»
Pablo, 13 años.
Todos estos factores influyen en el comportamiento y salud del adolescente que podría desarrollar graves problemas como la diabetes.
En Obefis trabajamos para mejorar la autoestima del adolescente y los hábitos alimenticios de toda la familia, para ayudar a mejorar la situación en casa y evitar futuros o actuales problemas de salud.
Con el Método Obefis regulamos el peso de tu hijo mediante el solo estímulo de los alimentos, sin batidos ni dietas milagro y tras esa fase, le habituamos a que pueda comer de forma normal sin pasar hambre.
Semanalmente hacemos un seguimiento para controlar el progreso y garantizar el mantenimiento del peso corporal, a la vez que trabajamos la autoestima para salir de ese círculo vicioso y que pueda hacer una vida normal.
Cuida de tu familia
Madre de niño de 13 años:
Todo empezó porque la enfermera me decía que el niño estaba obeso y la pediatra decía que no, la enfermera me seguía diciendo que sí y al final le dije a la pediatra: «me mandas y me mandas, y ya que me diga el endocrino». Porque la pediatra me decía lo que mucha gente: «no, pero si es pequeño, ya crecerá». Pero yo procuraba controlarle la comida y no conseguíamos cambios, y tenía a la enfermera dándome caña con eso y al final dije: «mira, mándame y que me diga el endocrino».
En el endocrino me dijeron que era obeso. Le miraron celiaquía y un montón de cosas en la analítica de sangre. Y en una de las últimas analíticas dio prediabetes tipo II. Entonces fue cuando empezamos a venir aquí. Ya no tuve otra cita con ellos hasta que le volvieron a hacer otra analítica, fuimos y le dieron el alta.
Hace poco le hicieron otra analítica por los desmayos y tenía la analítica de libro. El entrenador me decía: «a ver si va a ser que con la dieta…», porque todo el mundo ya sabes que cuando dices que un niño está a dieta, la gente como tiene desconocimiento, enseguida se creen que el niño está comiendo poco, y para nada.
A mí me preocupaba porque mi abuelo fue diabético. Y como eso tiene un punto de hereditario y, sobre todo, se salta alguna generación, digo a ver si va a ser y… podía haber sido, pero lo hemos controlado a tiempo.
Además, a mí me daba mucho miedo la obesidad infantil, es algo que me horroriza, entonces yo antes de empezar a ir al endocrino ya procuraba, pero claro, hacía las cosas mal, ¿por qué? porque al final una persona que no ha tenido que tener ese tipo de cuidado con su alimentación (no porque no deba, sino porque no engordaba) al final ¿qué haces? Si tú ves que engordas es cuando empiezas a tener cuidado, porque lo demás como no lo ves, como va por dentro…
Yo no tenía exceso de peso nunca, siempre he sido muy delgada, entonces nunca me he tenido que cuidar… y yo pensaba que le estaba alimentando bien, y no. No sabes alimentar bien porque no te enseñan.