De la evidencia clínica al rendimiento agonístico.
El cuerpo humano engloba grupos de bacterias en diferentes partes del cuerpo como la piel, tanto a nivel superficial como en las capas profundas, pulmones, boca, intestino, vagina y todas las superficies que se encuentren expuestas al mundo exterior. En su mayoría, los microbios residen en el intestino y los mismos tienen una influencia muy grande en la fisiología y en la nutrición humana, es más, son esenciales para la vida.
Cada vez hay más evidencias de que la microbiota intestinal juega un papel importantísimo en la maduración del sistema inmunitario y ayuda a la protección contra algunos agentes infecciosos. Si buceamos un poco en el deporte, hay varios efectos bien conocidos del ejercicio sobre la fisiología intestinal, demostrando de una forma muy evidente la influencia en el estado de salud gastrointestinal. Se estima que entre un 20-60 % de los atletas sufren estrés causado por el ejercicio excesivo y la recuperación inadecuada.
Si completamos la alimentación con prebióticos y/o probióticos mejorará la función tanto metabólica como inmune, constituyendo una gran terapia para los atletas.
Un estudio reciente demuestra los efectos de 2 cepas probióticas (Biofidobacterium breve BR03 y Streptococcus thermophilus FP4) en las medidas del rendimiento del músculo; tanto el daño, como la tensión y la inflamación después de un ejercicio extenuante. Esos mismos demostraron que la suplementación con probióticos mejora la producción isométrica de 24 a 72 h en el periodo de recuperación después del ejercicio. También dejó a destacar el aumento moderado del ángulo del brazo en reposo a las 24-48 h después del ejercicio.
Buscando una pequeña conclusión del estudio, la selección de un grupo de bacterias beneficiosas y específicas podría afectar de forma muy positiva a los atletas que se someten a periodos de entrenamiento intenso o competiciones y de esta forma ayudar en la recuperación y rendimiento.