Obesidad

Sobrepeso: cómo te afecta de verdad y qué puedes hacer para cambiarlo

Sobrepeso: cómo te afecta de verdad y qué puedes hacer para cambiarlo 1280 853 Richard Vera

Qué es el sobrepeso y cómo saber si lo tienes

El sobrepeso no es solo una cuestión estética, ni una etiqueta médica. Es una señal de que algo en tu cuerpo (y muchas veces en tu mente) está fuera de equilibrio. Técnicamente, se considera sobrepeso cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) está por encima de 25, pero detrás de ese número hay muchas historias, emociones, hábitos y circunstancias personales.

La mayoría de personas con sobrepeso no llegaron ahí por una sola razón. Puede ser por una combinación de estrés, falta de tiempo, alimentación emocional, sedentarismo, o incluso por sentirse perdidas con tanta información contradictoria. Y sí, muchas veces uno se siente frustrado porque después de probar mil métodos, el resultado es el mismo: kilos que vuelven, motivación que se esfuma y autoestima que se apaga.

«He visto en mi círculo cercano cómo el sobrepeso ha afectado su salud de manera significativa. Sus patologías han aumentado, ya no hacen actividad física, el ánimo también se afecta, muchos alegan que no encuentran una solución real a su sobrepeso y que ya no creen en lo que les dicen.»

Esta es una realidad silenciosa que afecta a miles de personas en España. Por eso, hablar del sobrepeso con franqueza, sin tapujos ni culpas, es el primer paso para entenderlo… y empezar a cambiarlo.

Causas del sobrepeso más comunes hoy en día

Una de las grandes trampas cuando se habla de sobrepeso es pensar que todo se reduce a “comer menos y moverse más”. Ojalá fuera tan sencillo. En la práctica, el cuerpo humano, nuestras emociones, nuestro entorno y nuestra rutina diaria tienen un papel mucho más complejo.

Estas son algunas de las causas más frecuentes que contribuyen al sobrepeso hoy:

Estilo de vida sedentario: en España, más del 35% de la población adulta no hace ejercicio físico regularmente. Y el trabajo de oficina, las pantallas, el coche, y la comodidad de pedir comida desde el móvil no ayudan precisamente.

Alimentación emocional: muchas veces comemos no por hambre, sino por ansiedad, estrés, aburrimiento o tristeza. Y en esos momentos, rara vez elegimos una ensalada. Es más fácil calmar la angustia con algo dulce o grasoso.

Malas recomendaciones: las dietas milagro, los influencers sin formación, y los gurús del “pierde 5 kilos en 7 días” hacen más daño que bien. Crean falsas expectativas y cuando no funcionan, generan culpa y frustración.

Problemas hormonales o metabólicos: el sobrepeso puede estar vinculado a trastornos hormonales como hipotiroidismo, resistencia a la insulina o síndrome de ovario poliquístico. En estos casos, bajar de peso es mucho más difícil y requiere un enfoque médico especializado.

Falta de educación nutricional: o es que la gente no quiera cuidarse, es que a menudo no sabe por dónde empezar. No nos enseñan a leer etiquetas, a cocinar saludable ni a entender cómo afecta el azúcar o los ultraprocesados a nuestro cuerpo.

Cada persona tiene su propia historia con el sobrepeso, y culparse solo empeora las cosas. Lo importante es dejar de buscar soluciones rápidas y empezar a construir un enfoque más real, más humano, más sostenible.

Cómo el sobrepeso afecta tu salud física y emocional

El sobrepeso no se queda solo en la báscula. Con el tiempo, empieza a afectar en todos los aspectos de la vida: la salud física, el estado de ánimo, la motivación y la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás.

Y lo más duro es que muchas veces estos efectos aparecen de forma silenciosa. Uno empieza con fatiga, luego con dolor en las rodillas, dificultad para dormir, y sin darse cuenta, se encuentra en un estado de agotamiento permanente.

Efectos físicos comunes:

Aumento de enfermedades crónicas: diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol alto, apnea del sueño, problemas articulares.

Disminución de la energía: actividades cotidianas como subir escaleras o caminar se vuelven pesadas.

Cambios hormonales y metabólicos: resistencia a la insulina, inflamación sistémica, desajustes del cortisol.

Problemas digestivos y circulatorios: digestiones pesadas, retención de líquidos, varices.

«Sus patologías han aumentado, ya no hacen actividad física, el ánimo también se afecta…»

Cuando uno arrastra peso extra día tras día, literalmente y emocionalmente, se empieza a apagar. Y eso nos lleva al otro impacto del sobrepeso: el emocional.

Impacto emocional:

Pérdida de motivación y esperanza: se entra en un círculo vicioso donde nada parece funcionar.

Aislamiento social: por vergüenza o inseguridad, muchas personas se alejan de eventos, salidas, o incluso relaciones de pareja.

Baja autoestima: el espejo deja de ser amigo, y la ropa se convierte en un recordatorio constante.

Desconfianza hacia la ayuda externa: médicos, nutricionistas o gurús que prometen soluciones que nunca llegan.

«…muchos alegan que no encuentran una solución real a su sobrepeso y que ya no creen en lo que les dicen.»

Este punto es clave. El sobrepeso no solo pesa en el cuerpo, también pesa en la confianza. Y sin confianza, es muy difícil comenzar cualquier cambio.

La frustración de no encontrar soluciones reales

Aquí es donde la mayoría de las personas que luchan contra el sobrepeso terminan por rendirse. Han probado dietas, pastillas, ayunos, batidos, retos en redes sociales, grupos de apoyo, y la lista sigue. Pero el resultado suele ser el mismo: frustración.

¿Por qué?

1. Promesas irreales

Perder “5 kilos en una semana” es un titular llamativo. Pero el cuerpo humano no funciona con atajos. Todo lo que baja rápido, sube igual o más rápido. Es un juego injusto.

2. Falta de personalización

Cada cuerpo es distinto. Lo que funciona para uno puede ser perjudicial para otro. Sin un enfoque individualizado, cualquier intento de cambio se queda corto.

3. Enfoque solo físico

Casi todas las soluciones se centran en lo físico: dieta y ejercicio. Pero muy pocas hablan de la parte emocional. Y sin trabajar eso, cualquier cambio se derrumba al primer contratiempo.

4. Cansancio psicológico

Después de tantos intentos fallidos, es lógico perder la fe. Esa desilusión se convierte en una barrera que impide intentarlo una vez más, aunque esta vez sí pueda funcionar.

«Ya no creen en lo que les dicen.»

Y este punto es brutal. Porque cuando se pierde la confianza, no es que no haya soluciones… es que ya no creemos que podamos aplicarlas. Por eso es tan importante reconectar con uno mismo, entender lo que pasa dentro y fuera del cuerpo, y empezar desde ahí.

¿Por qué muchas dietas no funcionan?

Una de las verdades incómodas del mundo del sobrepeso es esta: las dietas no funcionan a largo plazo para la mayoría de las personas.

Sí, pueden ayudarte a bajar kilos al principio, pero ¿cuántas veces has escuchado o vivido lo de “bajé 10… y subí 12”? Aquí te explico por qué pasa:

1. Dietas restrictivas y desequilibradas

Cortar todos los carbohidratos, pasar hambre o comer solo a base de batidos no es sostenible. El cuerpo se adapta, ralentiza el metabolismo y luego, cuando comes normal otra vez… recuperas todo.

2. No enseñan a comer

Una dieta te da un menú, pero no te enseña a elegir, ni a entender tu hambre real, ni a cocinar, ni a enfrentar una comida social. Te vuelve dependiente, no libre.

3. Ignoran la parte emocional

Nadie habla de por qué comes de más. ¿Estrés? ¿Ansiedad? ¿Vacío? ¿Autoestima? Si no se trabaja eso, da igual lo que pongas en el plato.

4. No consideran tu realidad diaria

Un padre o madre que trabaja, cuida hijos y tiene mil cosas no puede seguir una dieta de “5 comidas al día con 20 minutos de cocina por plato”. La vida real no está pensada para planes inflexibles.

Por eso, el enfoque debe ser a largo plazo, flexible, realista y compasivo. No se trata de hacer dieta, se trata de aprender a cuidarse sin castigarse.

El impacto del sobrepeso en la vida diaria

Más allá de los análisis médicos y los números del IMC, lo que más duele del sobrepeso es lo que pasa en el día a día. Lo que afecta tu forma de vivir, moverte, disfrutar, relacionarte… y sobre todo, cómo te ves a ti mismo.

¿Cómo se manifiesta esto?

Ropa que ya no entra o incomoda. Cambiarse se vuelve una batalla diaria con el espejo. Muchas personas terminan usando siempre lo mismo por no sentirse cómodas con nada.

Evitar lugares o situaciones sociales: piscinas, playas, gimnasios, incluso cenas con amigos pueden convertirse en momentos incómodos por miedo al juicio.

Agotamiento físico constante: estás más cansado, sudas más, te cuesta moverte. Las tareas cotidianas pesan… literalmente.

Limitaciones en planes o hobbies: cosas que antes disfrutabas —caminar, bailar, viajar— ahora parecen demasiado exigentes.

Vergüenza en espacios públicos: subir a un autobús, sentarse en una silla, entrar en una tienda… se vuelve terreno minado de pensamientos negativos.

El problema no es solo el sobrepeso. Es que te quita cosas. Te aleja de lo que antes hacías con normalidad. Y eso desgasta. Porque cuando pierdes la energía y la ilusión, cuesta mucho encontrar el impulso para volver a empezar.

Pero hay algo que casi nadie te dice: sí puedes recuperarlo. No todo de golpe, ni perfecto, pero sí paso a paso. Lo importante es no resignarse.

Hábitos simples que ayudan a recuperar el control

Cambiar no tiene que ser una revolución de un día. Puede ser una acumulación de pequeñas decisiones sostenidas que, con el tiempo, transforman todo. Aquí te compartimos hábitos simples que pueden marcar una gran diferencia:

1. Moverte un poco cada día

No necesitas ir al gimnasio ni correr maratones. Caminar 20 minutos, bailar en casa, hacer estiramientos. Empieza donde estés, con lo que puedas. El movimiento es medicina.

2. Dormir mejor

El mal descanso afecta el hambre, el metabolismo y el ánimo. Intenta crear una rutina: menos pantallas antes de dormir, una hora fija para acostarte, y un ambiente más relajado.

3. Beber más agua

Muchas veces confundimos sed con hambre. Tener una botella de agua a mano puede ayudarte a controlar los antojos y sentirte con más energía.

4. Aprender a escuchar tu cuerpo

Pregunta: ¿tengo hambre real o emocional? ¿Estoy cansado o ansioso? Este tipo de autoconciencia marca el inicio de un cambio más profundo.

5. Cuidar lo que te dices a ti mismo

Evita frases como “no puedo”, “ya estoy perdido”, “nunca lo lograré”. Cada palabra que te dices deja huella. Trata de hablarte como hablarías a alguien que quieres.

«Muchos alegan que no encuentran una solución real…»


Tal vez no han encontrado “la solución mágica”, pero pueden empezar con un pequeño compromiso con ellos mismos. Algo tan simple como moverse 10 minutos al día o comer más despacio ya es un acto de autocuidado.

El papel del ejercicio (aunque no te guste al principio)

Lo sé. Hablar de ejercicio cuando te sientes pesado, cansado o desmotivado suena casi a burla. Pero no estamos hablando de entrenar dos horas ni de tener un “cuerpo fit de Instagram”.

Estamos hablando de mover el cuerpo para que no duela tanto vivir dentro de él.

¿Por qué el ejercicio ayuda tanto?

  • Libera endorfinas, mejora el estado de ánimo y combate la depresión.
  • Aumenta la energía, aunque al principio parezca que la consume.
  • Activa el metabolismo, lo que ayuda a regular el peso corporal.
  • Reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
  • Te devuelve el control. No es solo moverse, es demostrarte que puedes volver a hacer cosas por ti.

Y lo mejor es que no tienes que empezar motivado. Empieza con pereza si hace falta. Pero empieza. Porque el movimiento genera energía, y esa energía puede cambiar tu día… y luego tu vida.

Consejo realista: encuentra algo que disfrutes (aunque sea caminar escuchando música), hazlo 3 veces por semana 20 minutos, y comprométete contigo mismo. No por estética. Por salud, por bienestar, por ti.

Cómo volver a confiar en ti y en tu cuerpo

Recuperar la confianza cuando llevas tiempo lidiando con el sobrepeso no es fácil, pero es absolutamente posible. Aquí va algo importante: no se trata solo de “creer en ti” de forma vacía. Se trata de hacer cosas pequeñas que te lo demuestren.

Y está bien. Tal vez lo que te dijeron no sirvió. Tal vez fueron promesas vacías. Pero ahora no se trata de lo que digan otros, sino de cómo puedes reconectar contigo mismo.

Claves para reconstruir esa confianza:

Celebrar pequeñas victorias: ¿Fuiste a dar un paseo? ¿Tomaste agua en vez de refresco? ¿Comiste un plato equilibrado? Eso también cuenta. No todo es perder kilos.

Cuidar tu diálogo interno: cuando te mires al espejo, intenta buscar algo positivo. Aunque sea mínimo. Ese músculo que vuelve a notarse, esa energía que te hizo levantarte hoy…

Entender que el proceso no es lineal: habrá días buenos y días malos. No lo midas todo por la báscula. Mídelo por cómo te sientes, por tu constancia, por tu compromiso.

Rodéate de personas que sumen: Tu entorno influye mucho. Alejarse de quien te juzga y acercarte a quien te apoya es fundamental.

No tienes que creer que vas a lograr todo. Solo tienes que creer que puedes empezar.

Reflexiones finales: romper el ciclo del sobrepeso sin culpas

El sobrepeso no es una condena, ni una vergüenza, ni un defecto. Es una señal de que algo necesita atención, cuidado, tiempo y respeto. No de los demás. Tuyo.

No estás solo en esto. En España, más del 53% de los adultos tiene exceso de peso. Y lo más duro no es lo que pesa en el cuerpo, sino lo que pesa en el corazón: la decepción, la frustración, el juicio, la resignación.

Pero también hay algo muy importante que no podemos olvidar:

«He visto en mi círculo cercano cómo el sobrepeso ha afectado su salud de manera significativa…»

Ese testimonio nos recuerda que esto va más allá de lo físico. Se trata de salud, de dignidad, de calidad de vida.

Por eso, si estás leyendo esto, quiero que sepas algo muy claro:

Puedes salir de ahí. Paso a paso. Sin dietas imposibles. Sin culpas. Sin compararte. Solo contigo, volviendo a creer en ti.

Tú no eres el número en la báscula. Eres una persona que merece sentirse bien, con energía, con salud y con libertad.

Y si lo has intentado antes y no funcionó, no pasa nada. Este puede ser el primer paso que sí funcione. Porque esta vez no es una dieta. Esta vez, es por ti. Para ti. Contigo.

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Síndrome metabólico

Síndrome metabólico 1280 853 Richard Vera

El síndrome metabólico es un término que escuchamos cada vez con más frecuencia en el campo de la salud. Se refiere a un conjunto de condiciones médicas interrelacionadas que, cuando se presentan juntas, aumentan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud.

Comprender el síndrome metabólico, sus componentes y cómo prevenirlo o controlarlo es fundamental para llevar una vida saludable.

Componentes del síndrome metabólico

El síndrome metabólico se diagnostica cuando una persona tiene al menos tres de los siguientes componentes:

  • Obesidad abdominal: esto se evalúa midiendo la circunferencia de la cintura. En general, se considera un exceso de grasa abdominal si la circunferencia es mayor de 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres.
  • Niveles elevados de azúcar en sangre en ayunas: esto se refiere a una glucosa en sangre en ayunas de 100 mg/dl o más.
  • Presión arterial alta: una presión arterial sistólica (el número superior) de 130 mm Hg o más, y/o una presión arterial diastólica (el número inferior) de 85 mm Hg o más.
  • Niveles bajos de colesterol HDL: niveles de colesterol HDL menores de 40 mg/dl en hombres y de 50 mg/dl en mujeres.
  • Niveles altos de triglicéridos en sangre: niveles de triglicéridos en sangre de 150 mg/dl o más.

Factores de riesgo y causas del síndrome metabólico

Varios factores contribuyen al desarrollo del síndrome metabólico, incluyendo la genética, la obesidad, la falta de actividad física y una dieta poco saludable. La resistencia a la insulina, en la que el cuerpo no utiliza la insulina de manera efectiva, es un factor clave. La insulina es una hormona que regula el azúcar en sangre, y cuando no se procesa correctamente, puede llevar a niveles elevados de azúcar en sangre.

Consecuencias del síndrome metabólico

El síndrome metabólico no es solo un diagnóstico, sino una seria advertencia de problemas de salud potencialmente graves. Las consecuencias incluyen un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y enfermedad hepática grasa no alcohólica. Además, el síndrome metabólico también puede contribuir a problemas de salud mental, como la depresión.

Prevención y control del síndrome metabólico

La buena noticia es que es prevenible y controlable. Aquí hay algunas estrategias clave:

  1. Mantén un peso saludable: la pérdida de peso y el mantenimiento de un índice de masa corporal (IMC) saludable son fundamentales para reducir los factores de riesgo del síndrome metabólico.
  2. Come bien: una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y baja en azúcares refinados y grasas saturadas, puede ayudar a controlar el síndrome metabólico.
  3. Haz ejercicio regularmente: la actividad física regular es esencial para mejorar la resistencia a la insulina y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  4. Controla el azúcar en sangre: si tienes niveles elevados de azúcar en sangre, trabaja con tu médico para controlarlos y prevenir la diabetes.
  5. Controla la presión arterial y el colesterol: establece metas para mantener tu presión arterial y tu colesterol en niveles saludables.
  6. Deja de fumar y limita el consumo de alcohol: el tabaco y el consumo excesivo de alcohol aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  7. Gestión del estrés: el estrés crónico puede contribuir al síndrome metabólico. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga, puede ser beneficioso.
  8. Alimentos nutracéuticos: desde el Método Obefis te recomendamos el consumo de alimentos nutracéuticos y funcionales. Estos alimentos son aquellos que se consideran beneficiosos para la salud y van más allá de la simple nutrición: buscan mejorar la salud de las personas a través de la alimentación. Si estás interesado, échale un vistazo los alimentos nutracéuticos de BocadosFit. Son sanos, conservan el mejor sabor y contribuyen a prevenir y controlar el síndrome metabólico.

En conclusión

El síndrome metabólico es un problema de salud común, pero no debes sentirte impotente ante él. Con cambios en el estilo de vida y la atención médica adecuada, es posible prevenirlo o controlarlo de manera efectiva. Lo más importante es tomar medidas proactivas para mantener un estilo de vida saludable y reducir los factores de riesgo.

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Truco que hacen las personas delgadas todas las mañanas

Truco que hacen las personas delgadas todas las mañanas 1280 852 Richard Vera

Creemos que para adelgazar hay que hacer ayunos locos o sudar durante dos horas en el gimnasio. Sin embargo, en realidad el éxito radica en la adquisición de ciertos hábitos de vida. Esto es lo que nos hará estar delgados y sanos, y no recuperar el peso perdido cada dos meses.

Eso sí, has de saber que las personas que son delgadas, generalmente no se hinchan a comida basura ni se pasan el día en el sofá. La mayoría de estos individuos se cuidan y siguen pautas sencillas de manera rutinaria.

Una pauta o truco sencillo es abrir las cortinas

El simple gesto de abrir las cortinas, o subir las persianas, para dejar entrar un poco de luz solar o pasar unos minutos más al aire libre cada mañana puede ayudarnos a adelgazar. Así lo han determinado diferentes estudios, que comprobaron que la exposición incluso a niveles moderados de luz en ciertos momentos del día puede influir en el peso.

La exposición a la luz solar también es la mejor manera de satisfacer nuestras necesidades de vitamina D. Algunas investigaciones, de hecho, han demostrado que cumplir con los requisitos de vitamina D diarios puede ayudarnos a perder peso e incluso a prevenir su aumento.

En este estudio, realizado con 218 mujeres obesas y con sobrepeso, unas tomaron suplementos de vitamina D y otras un placebo, durante un año. Los resultados muestran que las que tomaron el suplemento de vitamina D perdieron 3,2 kg más, de media, que el resto.

Además de para adelgazar, tomar algo de sol también es bueno para nuestro estado de ánimo, ya que los rayos ultravioletas tienen un efecto directo en la química de nuestro organismo y nos hacen sentir más felices. La cantidad de exposición al sol que necesitamos puede variar según nuestro tipo de piel, la estación y en dónde vivamos. Sin embargo, dejar entrar un poco de luz solar o sentarse al aire libre durante 10 a 15 minutos cada mañana sería suficiente, tanto para mejorar nuestro estado anímico como para adelgazar más fácilmente.

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Fuente: https://theobjective.com/lifestyle/2022-11-21/adelgazar-truco-manana/

Celulitis, un problema circulatorio

Celulitis, un problema circulatorio 1280 854 Richard Vera

La mala circulación sanguínea puede derivar en diferentes alteraciones en nuestro organismo. Por ejemplo: retención de líquidos, hinchazón, piernas cansadas, varices y celulitis.

La celulitis aparece cuando el cuerpo es incapaz de eliminar o procesar el exceso de grasas y líquidos. De este modo, se crea una acumulación de tejido adiposo (células grasas) bajo la piel, especialmente en los muslos, los glúteos y el abdomen, dando lugar a la conocida piel de naranja.

Mala circulación

La mala circulación es una de las causas principales de la aparición de la celulitis. No obstante, padecer una mala circulación sanguínea va más allá del problema estético de la celulitis. Y, por tanto, es importante tenerla vigilada por su tendencia a derivar en problemas mayores de salud.

La celulitis se puede combatir con ejercicio físico, una hidratación correcta y una alimentación balanceada, incluso con tratamientos médicos estéticos. Sin embargo, puede volver a aparecer si sigue existiendo un problema circulatorio.

Relación entre varices y celulitis

La celulitis y las varices son dos patologías derivadas de factores genéticos y hormonales. Además, en su aparición o agravamiento influyen de manera fundamental los malos hábitos de alimentación y la falta de una rutina de ejercicio.

Sin embargo, la relación principal entre estas dos patologías es la mala circulación. Por tanto, si mejoramos nuestros hábitos de alimentación, de ejercicio físico y nuestra circulación, ayudaremos a prevenir tanto la celulitis como las varices; o al menos a minimizar su impacto.

Consejos

Aquí os dejamos algunos consejos para ayudar a combatir la celulitis y las varices o incluso a prevenir su aparición:

  1. Reducir el consumo de grasas. Esto ayuda a que no se almacene tejido graso y la circulación fluya mejor.
  2. Evitar bebidas gaseosas y alcohol. Estas bebidas contienen exceso de azúcar que debemos evitar.
  3. No tomar anticonceptivos orales sin supervisión médica. Ya que estos pueden favorecer la retención de líquidos.
  4. Evitar llevar ropa muy ajustada. Especialmente si vamos a pasar muchas horas sentados, ya que crea presión sobre las piernas y dificulta el paso fluido de la sangre.
  5. No permanecer mucho tiempo sentado. Levantarnos y dar un pequeño paseo facilita el riego sanguíneo.
  6. Usar calzado adecuado.
  7. Realizar ejercicio rutinario para favorecer la circulación. Esto no solo ayuda con la circulación, sino que ayuda a eliminar grasa acumulada.
  8. Mantener unos hábitos saludables de alimentación.
  9. Beber agua.

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Fuente: https://clinicavasculine.es/problemas-circulatorios-celulitis/

La epidemia del siglo XXI: diabesidad

La epidemia del siglo XXI: diabesidad 1920 1280 Richard Vera

El término diabesidad fue acuñado por Paul Zimmet en el año 2001 y hace referencia a la estrecha relación entre el sobrepeso-obesidad y la diabetes. Ambas enfermedades están en aumento y se considera la epidemia del siglo XXI.

Se prevé hasta un 60 % de incidencia de la obesidad en algunos países occidentales. Además, en el mundo se calcula que 400 millones de personas padecen diabetes, de los que el 90 % son del tipo 2, y que alcanzará los 600 millones de personas en el año 2035. Los 55 millones de diabéticos que viven en Europa se convertirán en 70 millones en poco más de quince años. Es más, 8 de cada 10 diabéticos son obesos. Por tanto, la diabetes y la obesidad son dos epidemias gemelas, cuya prevalencia crece a un ritmo alarmante en todo el mundo.

Sin embargo, no se trata solo de un problema de adultos: las cifras en niños y adolescentes son alarmantes, ya que 1 de cada 10 adolescentes con obesidad mórbida es prediabético y el 1 % es diabético.

Esta combinación forma un cóctel explosivo

La obesidad no solo aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 2, sino también de hipertensión arterial, enfermedad coronaria, ictus, tumores, síndrome de apnea del sueño, depresión, etc. Asimismo, los diabéticos obesos suelen tener un perfil de síndrome metabólico y, por tanto, suelen tener dislipemia aterogénica con triglicéridos altos, colesterol LDL alto y HDL bajo. Todo esto condiciona un riesgo cardiovascular muy elevado.

Y es que la obesidad localizada a nivel abdominal produce adipocinas que dificultan la acción de la insulina, es decir, la llamada resistencia a la insulina que conducirá a la larga a la aparición de la diabetes tipo 2. También hay una gran liberación de sustancias proinflamatorias que llevan a una resistencia a la insulina endógena y con ello un estado de hiperglucemia y estado preinflamatorio. Además, la obesidad provoca mayor sobrecarga en las articulaciones, artrosis, esteatosis hepática, arteriosclerosis acelerada…

Toda esta evidencia nos lleva a considerar la diabetes tipo 2 junto con la obesidad como una sola enfermedad, y tratarlas de manera conjunta.

Soluciones

Los pasos iniciales en la terapia para la diabesidad se centran en la necesidad de un cambio en el estilo de vida, con un cambio en la dieta, un descenso en la ingesta de grasas saturadas y un aumento del ejercicio físico. Todo ello encaminado a conseguir un control o pérdida ponderal adecuados; también sería aconsejable el abandono del alcohol y el tabaco.

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Fuentes:

https://www.quironsalud.es/blogs/es/objetivo-peso-saludable/diabesidad-nueva-epidemia-siglo-xxi

https://elmedicointeractivo.com/diabesidad-combinacion-peligrosa-debe-controlar-20170203143930110254/#:~:text=El%20t%C3%A9rmino%20diabesidad%20fue%20acu%C3%B1ado,Ambas%20enfermedades%20est%C3%A1n%20en%20aumento

Comer por hambre o por placer

Comer por hambre o por placer 1920 1280 Richard Vera

Comer en exceso, ya sea guiado por el hambre o por el placer, generalmente conduce a la obesidad. Muchas veces comemos no porque tengamos hambre, sino por presiones sociales o porque la comida es tan apetecible que, aunque estemos llenos, solo queremos otro bocado.

La obesidad afecta aproximadamente al 42 % de los adultos en los EE. UU., según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

Un artículo publicado en Neuroscience News nos habla de una investigación llevada a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de Baylor. En este estudio se investigó cómo el cerebro regula la alimentación provocada por el hambre u otros factores.

Se ha visto que la regulación de estos comportamientos de alimentación (comer por hambre o por placer) implica diferentes circuitos cerebrales

¿Qué significa esto?

El cerebro regula tanto la alimentación por hambre como por placer a través de neuronas productoras de serotonina en el mesencéfalo. Sin embargo, los diferentes tipos de alimentación están conectados por circuitos independientes que no influyen en el otro tipo de alimentación.

El equipo de investigadores identificó dos circuitos cerebrales distintos formados por neuronas productoras de serotonina en el mesencéfalo. Uno de los circuitos se extiende hasta el hipotálamo, mientras que el otro se proyecta hacia otra región del mesencéfalo. Estos circuitos juegan papeles muy distintos en la regulación de la alimentación.

Descubrieron que el circuito que se proyecta hacia el hipotálamo regula principalmente la alimentación impulsada por el hambre, pero no influye en la alimentación no impulsada por el hambre. El otro circuito que se proyecta hacia el mesencéfalo regula principalmente la alimentación no impulsada por el hambre, pero no el otro.

Otros resultados

Otra contribución significativa de este trabajo es la identificación de posibles dianas moleculares asociadas con los circuitos que podrían usarse para tratar la sobrealimentación.

Descubrieron que dos receptores de serotonina (2C y 1B) están involucrados en ambos tipos de comportamiento alimentario. Pero, por otro lado, identificaron otros canales iónicos que están asociados a los diferentes comportamientos alimentarios. Por ejemplo, el receptor GABA A, un canal de cloruro, se considera importante en la regulación de los circuitos de serotonina durante la alimentación impulsada por el hambre, pero no durante la alimentación no impulsada por el hambre. Y el otro es un canal de potasio que influye en la alimentación desencadenada por señales independientes del hambre, pero no por la alimentación impulsada por el hambre. Es decir, estos tienen funciones distintas en el comportamiento de alimentación, por tanto, también podrían ser candidatos objetivo para regular la sobrealimentación.

Estos hallazgos han alentado a los investigadores a realizar estudios futuros. Con el objetivo de identificar más moléculas que podrían modular la actividad de los canales iónicos para producir efectos contra la sobrealimentación.

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Superalimento capaz de disminuir la obesidad

Superalimento capaz de disminuir la obesidad 1920 1279 Richard Vera

Un estudio subraya el valor biológico y nutricional de este producto como superalimento. Este promueve la reducción sustancial del peso corporal, la resistencia a la insulina, la inflamación del tejido adiposo, y la mejora de la función vascular.

El superalimento del que estamos hablando es el aceite de orujo de oliva. Este aceite es rico en «compuestos triterpénicos» y el estudio revela el potencial de este alimento contra la progresión de la obesidad.

Para llevar a cabo esta investigación, se realizó una comparativa durante diez semanas en ratones con dos tipos de dietas: una dieta alta en grasas saturadas y otra, con el mismo aporte calórico, pero con aceite de orujo de oliva. Trascurrido este tiempo, se observó una disminución significativa del peso de los ratones alimentados con este superalimente respecto al grupo que se siguió alimentando con la dieta alta en grasa saturada.

Y no solo se redujo el peso corporal de los animales obesos, sino que disminuyó la grasa corporal, el tejido adiposo y la inflamación hepática, mejorando a su vez la resistencia a la insulina y la disfunción vascular asociadas con la obesidad.

Por tanto, se consideran unos estudios preliminares muy prometedores. Además, proporcionan una información muy importante sobre el uso tradicional del aceite de orujo de oliva como superalimento.

Sin lugar a dudas, los resultados revelan una nueva línea de investigación en el marco de la dieta mediterránea y en el manejo terapéutico de la obesidad y sus complicaciones.

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Fuente:

https://www.lne.es/vida-y-estilo/salud/2021/07/27/descubre-superalimento-capaz-disminuir-obesidad-14568448.html

La Alimentación Emocional

La Alimentación Emocional 1920 1280 Richard Vera

La alimentación emocional o comer emocionalmente consiste en comer (normalmente en exceso) en respuesta a emociones negativas.

Sobre todo, estas emociones negativas pueden ser ansiedad, estrés, miedo, tristeza, preocupación, inquietud, etc. Todas ellas nos pueden llevar a compensar o mitigar ese malestar a través de la comida. Esta manera de gestionar las emociones, por supuesto, no es la ideal ni para nuestro peso, ni para nuestra salud física, mental y emocional.

La alimentación emocional es un mecanismo de afrontamiento poco saludable que es difícil de controlar.

Alimentación Emocional

Existen numerosos estudios que examinan este fenómeno, pero este en concreto nos muestra lo siguiente: para algunas personas, la alimentación emocional contribuye al aumento de peso y dificultades para perderlo. Sin embargo, también hay muchas personas que se involucran en la alimentación emocional y mantienen un peso normal.

Veamos cómo podemos regular este mecanismo.

Los resultados de este análisis muestran lo siguiente: los participantes respaldaron el uso de actividad física, el control de sus conductas alimentarias y la participación en estrategias alternativas de reducción del estrés y afrontamiento para mitigar los efectos de su alimentación emocional y conservar su peso.

En conclusión, estos hallazgos tienen implicaciones para ayudar a los consumidores emocionales que tienen sobrepeso u obesidad a regular su peso y mejorar su salud a través del ejercicio, la alimentación consciente, la regulación de las emociones y otras estrategias de reducción del estrés.

Además, sabemos que el sobrepeso y la obesidad son problemas cada vez más comunes en la sociedad actual. Y parte de la causa es la mala gestión emocional que se hace (entre otras como el sedentarismo o la mala alimentación). Por tanto, es habitual comer emocionalmente y perpetuar un peso inadecuado para nuestra salud.

Más concretamente, hablaremos de la eficacia de la alimentación consciente para reducir la alimentación emocional.

Alimentación Consciente

Otro estudio propone un programa de alimentación consciente, con intervenciones basadas especialmente en el mindfulness, para reducir la alimentación emocional en adultos con sobrepeso y obesidad.

Este programa consta de múltiples ejercicios:

  • Prácticas de respiración.
  • Mindfulness y atención plena.
  • Aprender a distinguir la alimentación emocional de la alimentación física.
  • Atención a las señales corporales.
  • Toma de conciencia de las señales de hambre y saciedad.
  • Práctica de escaneo corporal.
  • Movimientos conscientes y elección consciente.
  • Disminución del ritmo de la alimentación.
  • Detenerse en medio de la comida.
  • Saber cuándo dejar de comer.
  • Autoaceptación y atención a nuestra voz interior.

Si quieres regular tu peso y acabar con la alimentación emocional haz clic aquí.

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La comida basura humana está volviendo obesos a los pájaros

La comida basura humana está volviendo obesos a los pájaros 1920 2560 Centro Obefis

Microbiota intestinal y la comida basura.

Un estudio publicado en la revista Molecular Ecology  ha permitido analizar la isla galápago y los impactos antropogénicos en los pinzones de Darwin, unos pájaros de tamaño mediano descubiertos por el científico inglés que comprenden 17 especies.

Los científicos, liderados por la Universidad de Connecticut en EE. UU., se han centrado particularmente en la dieta de 100 ejemplares de dos especies: el pinzón de Darwin fuliginoso (Geospiza fuliginosa), que prefiere la comida humana, y el pinzón de Darwin picomediano (Geospiza fortis), que se nutre de alimentos naturales. Los resultados demuestran que los pájaros atraídos por la comida basura de los humanos experimentan cambios en su microbiota intestinal y su masa corporal, en comparación a los que no se alimentan de comida humana.

“Los pinzones que viven en áreas donde hay mucha actividad humana tienen comunidades de microbiota intestinal diferentes a los que viven en áreas con menos actividad humana”, señala Sarah Knutie, investigadora en la universidad estadounidense y autora principal del trabajo. Según la científica, la diversidad de bacterias intestinales es menor en el sitio con presencia humana que en los lugares sin presencia humana, informa la agencia Sinc.

Por otra parte, la investigación muestra que la morfología y las características físicas de los pinzones difieren en función de su dieta. En las zonas urbanas, los pájaros son más grandes y tienen una masa corporal más alta que los otros ejemplares de la isla. Estas aves son entre un 6 % y un 13 % más pesadas que las que viven en hábitats con menos presencia humana.

“Dado que la microbiota intestinal puede afectar al sistema inmunitario, los pinzones que comen alimentos basura pueden tener una respuesta diferente al parásito invasor respecto a los que mantienen una dieta natural”, indica la experta, que subraya que se necesita más investigación para determinar los efectos a largo plazo sobre los cambios en la microbiota.

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¿Por qué está aumentando la obesidad en menores de 25 años?

¿Por qué está aumentando la obesidad en menores de 25 años? 2560 1707 Centro Obefis

Solo en España el porcentaje de obesidad en jóvenes menores de 25 años ha aumentado entre un 3 y un 5 % según los datos recogidos del Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) desde el año 2000.

Se calcula que el porcentaje de obesidad en edades inferiores a los 25 años es del 11,3 %.

Por sexos, la cantidad de obesos es mayor en hombres un 12,6 % que en mujeres que es de un 11,2 %.

Por lo que la suma de los datos de obesidad y sobrepeso en jóvenes de ambos sexos de entre 13 y 25 años es de un 23 %.

Un dato importante a destacar es que España es uno de los países que tiene una de las mayores tasas de obesidad infantil de Europa: 4 de cada 10 niños españoles tienen sobrepeso u obesidad, según el estudio “ALADINO” (Estudio de vigilancia del crecimiento, alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad en España, 2015).

ESTUDIO ALADINO

Resumen y conclusiones del estudio ALADINO:

La obesidad infantil es un problema de salud pública mundial. Su asociación con otras enfermedades, tanto en la niñez como en la vida adulta, así como su elevada prevalencia hacen que sea imprescindible intervenir. Para hacerlo de manera eficiente es fundamental tener información periódica y precisa de la situación.

En el estudio ALADINO 2015 se estudió a 10.899 niños (5.532 niños y 5.367 niñas) de 6 a 9 años en 165 centros escolares de todas las CC. AA. y ciudades autónomas de España. Esta muestra es representativa del conjunto de la población española para esos grupos de edad. El trabajo de campo se realizó entre noviembre de 2015 y marzo de 2016.

De entre los posibles factores asociados a la obesidad, siguen relacionándose de forma significativa los relacionados con los hábitos de alimentación y con la falta de actividad física, como el no desayunar a diario, el disponer de televisión, ordenador o videojuegos en su habitación, el ver la televisión durante más de 2 horas diarias, el dormir menos horas…

Por lo que el director del estudio ENPE ha advertido: “Al menos la mitad de los jóvenes que pertenecen a este grupo van a ser obesos y generarán patologías como la diabetes o enfermedades cardiovasculares en su edad adulta”.

Y nosotros nos preguntamos:

¿Alguna vez hemos pensado cómo comemos y la educación que estamos dando a nuestros hijos, amigos o familiares?

Aquí queda esta pequeña pregunta reflexiva para todos.

Aprende unos hábitos que no solo te ayudan a adelgazar sino, sobre todo y más importante, a mantener el peso en el futuro.

¡¡TE ESPERAMOS!!

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Información recopilada:

https://www.efesalud.com/obesidad-aumento-menores/

https://www.unir.net/salud/revista/noticias/por-que-aumenta-la-obesidad-en-jovenes-menores-de-25-anos/549203656956/

https://www.diarioinformacion.com/vida-y-estilo/salud/2018/10/25/obesidad-menores-25-sube-3/2078393.html

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