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Sobrepeso: cómo te afecta de verdad y qué puedes hacer para cambiarlo

Sobrepeso: cómo te afecta de verdad y qué puedes hacer para cambiarlo 1280 853 Richard Vera

Qué es el sobrepeso y cómo saber si lo tienes

El sobrepeso no es solo una cuestión estética, ni una etiqueta médica. Es una señal de que algo en tu cuerpo (y muchas veces en tu mente) está fuera de equilibrio. Técnicamente, se considera sobrepeso cuando el Índice de Masa Corporal (IMC) está por encima de 25, pero detrás de ese número hay muchas historias, emociones, hábitos y circunstancias personales.

La mayoría de personas con sobrepeso no llegaron ahí por una sola razón. Puede ser por una combinación de estrés, falta de tiempo, alimentación emocional, sedentarismo, o incluso por sentirse perdidas con tanta información contradictoria. Y sí, muchas veces uno se siente frustrado porque después de probar mil métodos, el resultado es el mismo: kilos que vuelven, motivación que se esfuma y autoestima que se apaga.

«He visto en mi círculo cercano cómo el sobrepeso ha afectado su salud de manera significativa. Sus patologías han aumentado, ya no hacen actividad física, el ánimo también se afecta, muchos alegan que no encuentran una solución real a su sobrepeso y que ya no creen en lo que les dicen.»

Esta es una realidad silenciosa que afecta a miles de personas en España. Por eso, hablar del sobrepeso con franqueza, sin tapujos ni culpas, es el primer paso para entenderlo… y empezar a cambiarlo.

Causas del sobrepeso más comunes hoy en día

Una de las grandes trampas cuando se habla de sobrepeso es pensar que todo se reduce a “comer menos y moverse más”. Ojalá fuera tan sencillo. En la práctica, el cuerpo humano, nuestras emociones, nuestro entorno y nuestra rutina diaria tienen un papel mucho más complejo.

Estas son algunas de las causas más frecuentes que contribuyen al sobrepeso hoy:

Estilo de vida sedentario: en España, más del 35% de la población adulta no hace ejercicio físico regularmente. Y el trabajo de oficina, las pantallas, el coche, y la comodidad de pedir comida desde el móvil no ayudan precisamente.

Alimentación emocional: muchas veces comemos no por hambre, sino por ansiedad, estrés, aburrimiento o tristeza. Y en esos momentos, rara vez elegimos una ensalada. Es más fácil calmar la angustia con algo dulce o grasoso.

Malas recomendaciones: las dietas milagro, los influencers sin formación, y los gurús del “pierde 5 kilos en 7 días” hacen más daño que bien. Crean falsas expectativas y cuando no funcionan, generan culpa y frustración.

Problemas hormonales o metabólicos: el sobrepeso puede estar vinculado a trastornos hormonales como hipotiroidismo, resistencia a la insulina o síndrome de ovario poliquístico. En estos casos, bajar de peso es mucho más difícil y requiere un enfoque médico especializado.

Falta de educación nutricional: o es que la gente no quiera cuidarse, es que a menudo no sabe por dónde empezar. No nos enseñan a leer etiquetas, a cocinar saludable ni a entender cómo afecta el azúcar o los ultraprocesados a nuestro cuerpo.

Cada persona tiene su propia historia con el sobrepeso, y culparse solo empeora las cosas. Lo importante es dejar de buscar soluciones rápidas y empezar a construir un enfoque más real, más humano, más sostenible.

Cómo el sobrepeso afecta tu salud física y emocional

El sobrepeso no se queda solo en la báscula. Con el tiempo, empieza a afectar en todos los aspectos de la vida: la salud física, el estado de ánimo, la motivación y la forma en que una persona se relaciona consigo misma y con los demás.

Y lo más duro es que muchas veces estos efectos aparecen de forma silenciosa. Uno empieza con fatiga, luego con dolor en las rodillas, dificultad para dormir, y sin darse cuenta, se encuentra en un estado de agotamiento permanente.

Efectos físicos comunes:

Aumento de enfermedades crónicas: diabetes tipo 2, hipertensión, colesterol alto, apnea del sueño, problemas articulares.

Disminución de la energía: actividades cotidianas como subir escaleras o caminar se vuelven pesadas.

Cambios hormonales y metabólicos: resistencia a la insulina, inflamación sistémica, desajustes del cortisol.

Problemas digestivos y circulatorios: digestiones pesadas, retención de líquidos, varices.

«Sus patologías han aumentado, ya no hacen actividad física, el ánimo también se afecta…»

Cuando uno arrastra peso extra día tras día, literalmente y emocionalmente, se empieza a apagar. Y eso nos lleva al otro impacto del sobrepeso: el emocional.

Impacto emocional:

Pérdida de motivación y esperanza: se entra en un círculo vicioso donde nada parece funcionar.

Aislamiento social: por vergüenza o inseguridad, muchas personas se alejan de eventos, salidas, o incluso relaciones de pareja.

Baja autoestima: el espejo deja de ser amigo, y la ropa se convierte en un recordatorio constante.

Desconfianza hacia la ayuda externa: médicos, nutricionistas o gurús que prometen soluciones que nunca llegan.

«…muchos alegan que no encuentran una solución real a su sobrepeso y que ya no creen en lo que les dicen.»

Este punto es clave. El sobrepeso no solo pesa en el cuerpo, también pesa en la confianza. Y sin confianza, es muy difícil comenzar cualquier cambio.

La frustración de no encontrar soluciones reales

Aquí es donde la mayoría de las personas que luchan contra el sobrepeso terminan por rendirse. Han probado dietas, pastillas, ayunos, batidos, retos en redes sociales, grupos de apoyo, y la lista sigue. Pero el resultado suele ser el mismo: frustración.

¿Por qué?

1. Promesas irreales

Perder “5 kilos en una semana” es un titular llamativo. Pero el cuerpo humano no funciona con atajos. Todo lo que baja rápido, sube igual o más rápido. Es un juego injusto.

2. Falta de personalización

Cada cuerpo es distinto. Lo que funciona para uno puede ser perjudicial para otro. Sin un enfoque individualizado, cualquier intento de cambio se queda corto.

3. Enfoque solo físico

Casi todas las soluciones se centran en lo físico: dieta y ejercicio. Pero muy pocas hablan de la parte emocional. Y sin trabajar eso, cualquier cambio se derrumba al primer contratiempo.

4. Cansancio psicológico

Después de tantos intentos fallidos, es lógico perder la fe. Esa desilusión se convierte en una barrera que impide intentarlo una vez más, aunque esta vez sí pueda funcionar.

«Ya no creen en lo que les dicen.»

Y este punto es brutal. Porque cuando se pierde la confianza, no es que no haya soluciones… es que ya no creemos que podamos aplicarlas. Por eso es tan importante reconectar con uno mismo, entender lo que pasa dentro y fuera del cuerpo, y empezar desde ahí.

¿Por qué muchas dietas no funcionan?

Una de las verdades incómodas del mundo del sobrepeso es esta: las dietas no funcionan a largo plazo para la mayoría de las personas.

Sí, pueden ayudarte a bajar kilos al principio, pero ¿cuántas veces has escuchado o vivido lo de “bajé 10… y subí 12”? Aquí te explico por qué pasa:

1. Dietas restrictivas y desequilibradas

Cortar todos los carbohidratos, pasar hambre o comer solo a base de batidos no es sostenible. El cuerpo se adapta, ralentiza el metabolismo y luego, cuando comes normal otra vez… recuperas todo.

2. No enseñan a comer

Una dieta te da un menú, pero no te enseña a elegir, ni a entender tu hambre real, ni a cocinar, ni a enfrentar una comida social. Te vuelve dependiente, no libre.

3. Ignoran la parte emocional

Nadie habla de por qué comes de más. ¿Estrés? ¿Ansiedad? ¿Vacío? ¿Autoestima? Si no se trabaja eso, da igual lo que pongas en el plato.

4. No consideran tu realidad diaria

Un padre o madre que trabaja, cuida hijos y tiene mil cosas no puede seguir una dieta de “5 comidas al día con 20 minutos de cocina por plato”. La vida real no está pensada para planes inflexibles.

Por eso, el enfoque debe ser a largo plazo, flexible, realista y compasivo. No se trata de hacer dieta, se trata de aprender a cuidarse sin castigarse.

El impacto del sobrepeso en la vida diaria

Más allá de los análisis médicos y los números del IMC, lo que más duele del sobrepeso es lo que pasa en el día a día. Lo que afecta tu forma de vivir, moverte, disfrutar, relacionarte… y sobre todo, cómo te ves a ti mismo.

¿Cómo se manifiesta esto?

Ropa que ya no entra o incomoda. Cambiarse se vuelve una batalla diaria con el espejo. Muchas personas terminan usando siempre lo mismo por no sentirse cómodas con nada.

Evitar lugares o situaciones sociales: piscinas, playas, gimnasios, incluso cenas con amigos pueden convertirse en momentos incómodos por miedo al juicio.

Agotamiento físico constante: estás más cansado, sudas más, te cuesta moverte. Las tareas cotidianas pesan… literalmente.

Limitaciones en planes o hobbies: cosas que antes disfrutabas —caminar, bailar, viajar— ahora parecen demasiado exigentes.

Vergüenza en espacios públicos: subir a un autobús, sentarse en una silla, entrar en una tienda… se vuelve terreno minado de pensamientos negativos.

El problema no es solo el sobrepeso. Es que te quita cosas. Te aleja de lo que antes hacías con normalidad. Y eso desgasta. Porque cuando pierdes la energía y la ilusión, cuesta mucho encontrar el impulso para volver a empezar.

Pero hay algo que casi nadie te dice: sí puedes recuperarlo. No todo de golpe, ni perfecto, pero sí paso a paso. Lo importante es no resignarse.

Hábitos simples que ayudan a recuperar el control

Cambiar no tiene que ser una revolución de un día. Puede ser una acumulación de pequeñas decisiones sostenidas que, con el tiempo, transforman todo. Aquí te compartimos hábitos simples que pueden marcar una gran diferencia:

1. Moverte un poco cada día

No necesitas ir al gimnasio ni correr maratones. Caminar 20 minutos, bailar en casa, hacer estiramientos. Empieza donde estés, con lo que puedas. El movimiento es medicina.

2. Dormir mejor

El mal descanso afecta el hambre, el metabolismo y el ánimo. Intenta crear una rutina: menos pantallas antes de dormir, una hora fija para acostarte, y un ambiente más relajado.

3. Beber más agua

Muchas veces confundimos sed con hambre. Tener una botella de agua a mano puede ayudarte a controlar los antojos y sentirte con más energía.

4. Aprender a escuchar tu cuerpo

Pregunta: ¿tengo hambre real o emocional? ¿Estoy cansado o ansioso? Este tipo de autoconciencia marca el inicio de un cambio más profundo.

5. Cuidar lo que te dices a ti mismo

Evita frases como “no puedo”, “ya estoy perdido”, “nunca lo lograré”. Cada palabra que te dices deja huella. Trata de hablarte como hablarías a alguien que quieres.

«Muchos alegan que no encuentran una solución real…»


Tal vez no han encontrado “la solución mágica”, pero pueden empezar con un pequeño compromiso con ellos mismos. Algo tan simple como moverse 10 minutos al día o comer más despacio ya es un acto de autocuidado.

El papel del ejercicio (aunque no te guste al principio)

Lo sé. Hablar de ejercicio cuando te sientes pesado, cansado o desmotivado suena casi a burla. Pero no estamos hablando de entrenar dos horas ni de tener un “cuerpo fit de Instagram”.

Estamos hablando de mover el cuerpo para que no duela tanto vivir dentro de él.

¿Por qué el ejercicio ayuda tanto?

  • Libera endorfinas, mejora el estado de ánimo y combate la depresión.
  • Aumenta la energía, aunque al principio parezca que la consume.
  • Activa el metabolismo, lo que ayuda a regular el peso corporal.
  • Reduce el estrés y mejora la calidad del sueño.
  • Te devuelve el control. No es solo moverse, es demostrarte que puedes volver a hacer cosas por ti.

Y lo mejor es que no tienes que empezar motivado. Empieza con pereza si hace falta. Pero empieza. Porque el movimiento genera energía, y esa energía puede cambiar tu día… y luego tu vida.

Consejo realista: encuentra algo que disfrutes (aunque sea caminar escuchando música), hazlo 3 veces por semana 20 minutos, y comprométete contigo mismo. No por estética. Por salud, por bienestar, por ti.

Cómo volver a confiar en ti y en tu cuerpo

Recuperar la confianza cuando llevas tiempo lidiando con el sobrepeso no es fácil, pero es absolutamente posible. Aquí va algo importante: no se trata solo de “creer en ti” de forma vacía. Se trata de hacer cosas pequeñas que te lo demuestren.

Y está bien. Tal vez lo que te dijeron no sirvió. Tal vez fueron promesas vacías. Pero ahora no se trata de lo que digan otros, sino de cómo puedes reconectar contigo mismo.

Claves para reconstruir esa confianza:

Celebrar pequeñas victorias: ¿Fuiste a dar un paseo? ¿Tomaste agua en vez de refresco? ¿Comiste un plato equilibrado? Eso también cuenta. No todo es perder kilos.

Cuidar tu diálogo interno: cuando te mires al espejo, intenta buscar algo positivo. Aunque sea mínimo. Ese músculo que vuelve a notarse, esa energía que te hizo levantarte hoy…

Entender que el proceso no es lineal: habrá días buenos y días malos. No lo midas todo por la báscula. Mídelo por cómo te sientes, por tu constancia, por tu compromiso.

Rodéate de personas que sumen: Tu entorno influye mucho. Alejarse de quien te juzga y acercarte a quien te apoya es fundamental.

No tienes que creer que vas a lograr todo. Solo tienes que creer que puedes empezar.

Reflexiones finales: romper el ciclo del sobrepeso sin culpas

El sobrepeso no es una condena, ni una vergüenza, ni un defecto. Es una señal de que algo necesita atención, cuidado, tiempo y respeto. No de los demás. Tuyo.

No estás solo en esto. En España, más del 53% de los adultos tiene exceso de peso. Y lo más duro no es lo que pesa en el cuerpo, sino lo que pesa en el corazón: la decepción, la frustración, el juicio, la resignación.

Pero también hay algo muy importante que no podemos olvidar:

«He visto en mi círculo cercano cómo el sobrepeso ha afectado su salud de manera significativa…»

Ese testimonio nos recuerda que esto va más allá de lo físico. Se trata de salud, de dignidad, de calidad de vida.

Por eso, si estás leyendo esto, quiero que sepas algo muy claro:

Puedes salir de ahí. Paso a paso. Sin dietas imposibles. Sin culpas. Sin compararte. Solo contigo, volviendo a creer en ti.

Tú no eres el número en la báscula. Eres una persona que merece sentirse bien, con energía, con salud y con libertad.

Y si lo has intentado antes y no funcionó, no pasa nada. Este puede ser el primer paso que sí funcione. Porque esta vez no es una dieta. Esta vez, es por ti. Para ti. Contigo.

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¿Cómo mejorar la digestión?

¿Cómo mejorar la digestión? 1280 667 Richard Vera

La digestión es un proceso fundamental para nuestro bienestar, ya que nos permite extraer los nutrientes esenciales de los alimentos y mantener un equilibrio interno que beneficia todo el cuerpo. Sin embargo, existen diversos factores que pueden afectar el funcionamiento de nuestro sistema digestivo, provocando molestias como hinchazón, gases, acidez y estreñimiento. La buena noticia es que existen formas prácticas y accesibles para mejorar la digestión:

Dieta equilibrada y rica en fibra

La dieta es uno de los pilares fundamentales de una buena digestión. Incluir alimentos ricos en fibra soluble e insoluble, como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y frutos secos, es clave para un tránsito intestinal saludable.

Además, es importante limitar el consumo de alimentos ultraprocesados, ya que pueden ralentizar la digestión y causar inflamación en el tracto gastrointestinal.

Hidratación adecuada

El agua es un componente esencial para el funcionamiento del sistema digestivo. Una hidratación adecuada ayuda a descomponer los alimentos y facilita el paso de las heces a través del intestino.

Se recomienda beber al menos 2 litros de agua al día, aunque esta cantidad puede variar según factores como el clima, el nivel de actividad física y las necesidades individuales.

Come despacio y mastica bien los alimentos

El proceso de la digestión comienza en la boca, donde las enzimas presentes en la saliva empiezan a descomponer los carbohidratos. Masticar bien los alimentos no solo facilita este proceso, sino que también reduce la carga sobre el estómago y el intestino.

Comer despacio permite que el cerebro registre las señales de saciedad, ayudando a evitar comer en exceso. Dedica tiempo para disfrutar tus comidas en un ambiente relajado y sin distracciones.

Rutinas regulares de ejercicio

El ejercicio no solo es beneficioso para la salud cardiovascular y muscular, sino que también promueve una mejor digestión. La actividad física estimula el movimiento del tracto digestivo, ayudando a prevenir el estreñimiento y a mantener el tránsito intestinal en equilibrio.

Actividades como caminar, practicar yoga o nadar pueden ser especialmente útiles para aliviar molestias digestivas. Incluso un paseo de 15 a 30 minutos después de las comidas puede marcar una gran diferencia en la digestión.

Gestión del estrés y descanso

El estrés crónico puede tener un impacto negativo en el sistema digestivo, provocando síntomas como acidez, indigestión y alteraciones en el tránsito intestinal. Prueba a realizar prácticas como mindfulness, yoga o técnicas de respiración profunda para tratar de mantener los niveles de estrés a raya.

Además, es fundamental priorizar un sueño de calidad. Dormir entre 7 y 9 horas por noche permite que el cuerpo realice procesos de reparación, incluyendo la regeneración del sistema digestivo.

Horarios regulares de comidas

El cuerpo funciona mejor cuando sigue un horario predecible. Comer a las mismas horas todos los días puede ayudar a entrenar al sistema digestivo, optimizando la liberación de enzimas y jugos gástricos.

Evita saltarte comidas, ya que esto puede provocar hambre extrema, comer en exceso y dificultar la digestión. También es recomendable cenar al menos dos horas antes de acostarte para dar tiempo al cuerpo a procesar los alimentos antes de entrar en estado de reposo.

Escucha a tu cuerpo

Cada persona tiene un sistema digestivo único, algunos alimentos que son beneficiosos para la mayoría pueden no sentar bien a otros y viceversa. Escuchar las señales de tu cuerpo, como molestias recurrentes o intolerancias alimentarias, es clave para implementar acciones orientadas a mejorar la digestión

En definitiva, mejorar la digestión es un paso fundamental hacia una vida más saludable y plena. Pequeños cambios en los hábitos diarios pueden transformar la manera en que tu cuerpo procesa los alimentos, ayudándote a sentirte más ligero, lleno de energía y en armonía con tu organismo. Recuerda: cuidar tu digestión es cuidar de ti mismo. ¡Tu salud comienza desde dentro!

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¿Cómo la dieta puede ayudar con la hipertensión?

¿Cómo la dieta puede ayudar con la hipertensión? 1280 740 Richard Vera

La hipertensión, comúnmente conocida como presión arterial alta, es una condición crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se le considera un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular. Una de las formas más efectivas de controlar la hipertensión es a través de la alimentación, pero… ¿Cómo hacerlo? Te contamos algunos cambios en tu dieta que pueden ayudarte a controlar la presión arterial.

¿Qué es la hipertensión?

La hipertensión se define, en pocas palabras, como presión arterial alta. Esta condición puede ser asintomática durante años, pero a largo plazo, contribuye al daño de órganos como el corazón, los riñones y el cerebro. Es crucial gestionar la hipertensión para prevenir complicaciones graves.

El papel de la dieta en el control de la hipertensión

Numerosos estudios han demostrado que la dieta tiene un impacto significativo en la presión arterial. Una alimentación equilibrada puede ayudar a reducir la hipertensión y disminuir la dependencia de medicamentos. Además, adoptar un enfoque proactivo hacia la dieta no solo ayuda a reducir la hipertensión, sino que también mejora la calidad de vida y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo.

  • REDUCIR SODIO: el sodio, presente principalmente en la sal, es uno de los principales factores dietéticos que contribuyen a combatir la hipertensión. Una alta ingesta de sodio puede hacer que el cuerpo retenga agua, lo que aumenta la presión arterial.
  • AUMENTAR EL CONSUMO DE POTASIO: el potasio es un mineral que ayuda a equilibrar los efectos del sodio y a relajar las paredes de los vasos sanguíneos, lo que puede ayudar a reducir la presión arterial. Alimentos ricos en potasio incluyen plátanos, espinacas, aguacates o zanahorias.
  • CONTROL DE PESO CORPORAL: el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo importantes para la hipertensión. Perder peso, incluso una cantidad modesta, puede ayudar a reducir la presión arterial. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes, junto con una rutina de ejercicio regular, son aspectos esenciales para mantener un peso saludable.
  • REDUCIR EL CONSUMO DE ALCOHOL: el consumo excesivo de alcohol puede elevar la presión arterial. Además, la reducción en el consumo de alcohol no sólo ayudará con la reducción de la presión arterial, sino que también ayudará a mantener nuestro cuerpo en un estado saludable.
  • INCREMENTO DE CONSUMO DE FIBRA: una dieta alta en fibra, especialmente fibra soluble, puede ayudar a reducir la presión arterial además de reducir los niveles de azúcar en sangre. Los alimentos ricos en fibra incluyen frutas, verduras, legumbres, y granos integrales.

Conclusión

Como vemos, la alimentación juega un papel crucial en todos los aspectos de nuestra salud incluyendo la prevención y el control de la presión arterial. Adoptar una dieta equilibrada, rica en potasio y fibra, y baja en sodio y grasas saturadas, puede ser una herramienta poderosa para mantener a raya la hipertensión. Además, todos estos pequeños cambios en la dieta sientan las bases para llevar un estilo de vida saludable que nos ayude a sentirnos sanos, a la par que fuertes y con energía para afrontar nuestro día a día.

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Alimentos que ayudan a la salud de tu memoria

Alimentos que ayudan a la salud de tu memoria 1280 853 Richard Vera

La memoria es una función fundamental en nuestras vidas, que nos permite aprender, recordar experiencias y llevar a cabo tareas cotidianas. Aunque la genética y el estilo de vida tienen una gran influencia en nuestra salud cerebral, la alimentación también juega un papel crucial, ya que hay alimentos que contienen nutrientes esenciales que pueden ayudar a mejorar la memoria, aumentar la concentración y reducir el riesgo de deterioro cognitivo. En este artículo hablamos de algunos alimentos que la ciencia sugiere como aliados para una memoria fuerte y saludable.

Pescados grasos: fuentes de Omega-3 para un cerebro activo

Los pescados grasos, como el salmón, el atún, la sardina y la trucha, son ricos en ácidos grasos omega-3, un tipo de grasa esencial para el desarrollo y el funcionamiento cerebral. Los omega-3 mejoran la comunicación entre neuronas y, según varios estudios, se ha demostrado que reducen el riesgo de deterioro cognitivo con la edad.

Arándanos: antioxidantes para la memoria

Los arándanos son una excelente fuente de antioxidantes que ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo en el cerebro, factores clave en el deterioro de la memoria. Diversos estudios sugieren que el consumo regular de arándanos puede mejorar la memoria a corto y largo plazo y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

Nueces: vitaminas y minerales que estimulan el cerebro

Las nueces son ricas en vitamina E, ácido fólico, antioxidantes y grasas saludables que ayudan a reducir el estrés oxidativo en el cerebro. Consumir nueces regularmente se ha asociado con una mejor función cerebral y una mayor retención de la memoria en personas mayores.

Chocolate negro: antioxidantes y energía para la concentración

El chocolate negro, que contiene un alto porcentaje de cacao, es una fuente rica en antioxidantes que pueden mejorar el flujo sanguíneo al cerebro y estimular la memoria y la concentración. Además, el chocolate negro contiene cafeína, que ayuda a mejorar la alerta mental, aunque de manera más leve en comparación con el café.

Verduras de hoja verde: vitaminas y minerales para una memoria ágil

Las espinacas, el kale, la col rizada y las acelgas son ricas en vitaminas A, C y K, además de ácido fólico, que ayudan a reducir el deterioro cognitivo. El consumo de verduras de hoja verde está relacionado con una menor tasa de deterioro de la memoria en personas mayores.

Brócoli: antioxidantes y vitamina K para un cerebro saludable

El brócoli es una fuente de antioxidantes y vitamina K, la cual mejora la función cognitiva y protege el cerebro de los daños relacionados con la edad.

Café y té verde: energía y enfoque mental

La cafeína en el café y el té verde puede mejorar la memoria a corto plazo y la concentración. Además, el té verde contiene L-teanina, un aminoácido que actúa en el cerebro mejorando la calma y reduciendo el estrés sin causar somnolencia.

Como vemos, una dieta equilibrada y rica en alimentos específicos puede ser un gran aliado para la salud de nuestro cerebro y nuestra memoria. Al incorporar estos alimentos a tus comidas disfrutarás de una dieta no solo deliciosa, sino también enriquecida para tu memoria y bienestar mental.

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Estrategias para controlar la diabetes

Estrategias para controlar la diabetes 1280 853 Richard Vera

La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, en la que mantener los niveles de azúcar en sangre estables es crucial para evitar complicaciones graves. Hoy, en el día mundial de la diabetes, te proponemos algunas estrategias que ayudan a controlar esta enfermedad.

Alimentación equilibrada

Uno de los aspectos más importantes para controlar la diabetes es seguir una dieta equilibrada. La alimentación adecuada no solo ayuda a mantener los niveles de glucosa en sangre estables, sino que también mejora la salud general.

  • Controlar las porciones: comer en cantidades moderadas evita picos de glucosa en sangre. Medir las porciones de alimentos, especialmente carbohidratos, es clave para el control de la diabetes.
  • Optar por alimentos con bajo índice glucémico (IG): el índice glucémico mide cómo los alimentos afectan los niveles de azúcar en sangre. Alimentos con un IG bajo, como legumbres o verduras se digieren más lentamente, lo que ayuda a evitar aumentos rápidos de glucosa.
  • Incluir fibra: los alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, y cereales integrales, ralentizan la absorción de azúcar y mejoran el control de los niveles de glucosa. La fibra también promueve una digestión saludable y ayuda a controlar el peso.
  • Evitar azúcares añadidos y grasas saturadas: los refrescos con azúcar, postres procesados y alimentos con grasas no saludables pueden aumentar rápidamente el azúcar en sangre. Una alternativa es optar por grasas saludables, como las del aguacate o el aceite de oliva.

Ejercicio regular­

El ejercicio regular es uno de los métodos más efectivos para controlar la diabetes, ya que mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a mantener niveles de glucosa más estables. Además, ayuda a reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares, mejorar el estado de ánimo y promover el bienestar general.

  • Ejercicio aeróbico: caminar, nadar, correr o andar en bicicleta son ejercicios aeróbicos que mejoran la circulación y ayudan a quemar glucosa.
  • Actividad diaria: mantenerse activo a lo largo del día también es importante. Pequeñas acciones como subir escaleras, hacer tareas domésticas o ir caminando a realizar tareas cotidianas como ir a la compra, contribuyen a mejorar la gestión de la glucosa.

Control del estrés y salud emocional

El estrés puede afectar negativamente los niveles de azúcar en sangre. Cuando una persona está estresada, su cuerpo libera hormonas como el cortisol, que pueden aumentar los niveles de glucosa. Por eso, aprender a manejar el estrés es una parte importante del control de la diabetes.

  • Meditación y mindfulness: estas prácticas ayudan a reducir el estrés y mejorar el enfoque mental. El mindfulness ayuda a las personas a estar más conscientes de sus hábitos en general y de sus hábitos alimenticios y emocionales en particular.
  • Ejercicio físico: además de sus beneficios físicos, el ejercicio regular es una de las formas más efectivas para combatir el estrés y mejorar el estado de ánimo con la liberación de endorfinas.
  • Apoyo emocional: contar con un grupo de apoyo, ya sea entre amigos, familiares o a través de grupos específicos para personas con diabetes, puede ayudar a reducir el impacto emocional de la enfermedad. La terapia también puede ser beneficiosa para quienes enfrentan la carga emocional del control de la diabetes a largo plazo.

Control de peso

Mantener un peso saludable puede mejorar significativamente el control de la diabetes. Perder incluso un pequeño porcentaje de peso puede reducir los niveles de glucosa en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina. Por este motivo, trabajar con un profesional es una muy buena opción para poder seguir una dieta personalizada que promueva la pérdida o control de nuestro peso.

Controlar la diabetes requiere combinar varias estrategias

De esta forma, las personas con diabetes pueden vivir una vida más saludable y prevenir complicaciones a largo plazo. Hay que tener en cuenta que cualquier plan de control de la diabetes se realice bajo la supervisión de profesionales que aseguren su efectividad y adapten el enfoque a las necesidades individuales.

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Alimentos relacionados con el cáncer de páncreas

Alimentos relacionados con el cáncer de páncreas 1280 823 Richard Vera

Según una investigación publicada en la revista Nature, una dieta rica en grasas aumenta significativamente el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas.

Con base en estadísticas proporcionadas por la Asociación Española de Cáncer de Páncreas (Acanpan), de los aproximadamente 9.000 individuos diagnosticados con cáncer de páncreas en España en el año 2021, tan solo un 5 % tendrá la posibilidad de superar los próximos 5 años. Este dato se asocia con la percepción general de que la enfermedad es mayoritariamente incurable y raramente se detecta en sus primeras etapas, cuando las opciones de tratamiento son más eficaces. Esto se debe principalmente a que el cáncer de páncreas no causa ningún síntoma evidente hasta después de diseminarse a otros órganos.

Según este estudio publicado en Nature, las dietas ricas en grasas saturadas promueven el cáncer de páncreas, independientemente de la obesidad. Los investigadores encontraron también que este riesgo aumenta aún más si la grasa de la dieta proviene de alimentos de origen animal, como la carne y los productos lácteos.

Los sujetos con la mayor ingesta de grasas saturadas tenían un 36 % más de probabilidades de ser diagnosticados con cáncer de páncreas. No obstante, el estudio no prueba que la grasa sea la responsable directa de este tipo de cáncer. Ya que estos estudios son observacionales y muestran asociaciones entre variables.

Aun así, estos son algunos alimentos ricos en grasas que se deberían consumir con moderación o evitar debido a su fuerte vínculo con la enfermedad:

  • Productos cárnicos, incluyendo salchichas.
  • Mantequillamargarina manteca de cerdo.
  • Queso, especialmente el queso duro como el cheddar.
  • Cremacrema agria helados.
  • Algunos aperitivos salados, como galletas de queso y algunas palomitas de maíz.
  • Confitería de chocolate.
  • Galletastortas pasteles.

Es fundamental atender a nuestra salud para prevenir el cáncer. Para ello, destacamos la importancia de una alimentación saludable y una adecuada actividad física.

Fuente: https://www.larazon.es/salud/20220607/sgx5fha4jregvaquzttisuqgei.html

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Inflamación crónica

Inflamación crónica 1280 853 Richard Vera

La inflamación crónica es un proceso silencioso que puede afectar gravemente nuestra salud a lo largo del tiempo.

A menudo pasa desapercibida, ya que no presenta síntomas evidentes en sus etapas iniciales, pero su presencia continua puede contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, como enfermedades cardíacas, diabetes, artritis, y más.

En este artículo, exploraremos qué es la inflamación crónica, cómo identificarla y las estrategias para reducirla y promover una vida saludable.

¿Qué es la inflamación crónica?

La inflamación es una respuesta natural del cuerpo a las lesiones o infecciones. Cuando te lastimas o sufres una infección, el sistema inmune se moviliza para reparar el daño y eliminar los patógenos. Esta inflamación aguda es beneficiosa y necesaria para la recuperación.

La inflamación crónica, por otro lado, es una respuesta inflamatoria persistente que no se apaga cuando ya no es necesaria. Puede ser causada por factores como el estrés crónico, la mala alimentación, la falta de ejercicio, la obesidad y el tabaquismo. Con el tiempo, esta inflamación crónica puede dañar los tejidos y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas. También recibe el nombre deinflamación de bajo grado (IBG).

Identificar la inflamación crónica

Dado que la inflamación crónica a menudo no presenta síntomas notables, puede ser difícil de detectar. Sin embargo, hay algunas señales que podrían indicar su presencia:

  • Fatiga persistente: la fatiga que no se alivia con el descanso podría ser un signo de inflamación crónica.
  • Dolor en las articulaciones: la inflamación crónica puede contribuir a afecciones como la artritis reumatoide.
  • Problemas digestivos: la inflamación en el tracto gastrointestinal puede causar molestias digestivas, como el síndrome del intestino irritable.
  • Aumento de peso inexplicado: la inflamación crónica a menudo está relacionada con la resistencia a la insulina y el aumento de peso.
  • Enfermedades crónicas: si tienes antecedentes familiares de enfermedades crónicas o te han diagnosticado una, podría estar relacionado con la inflamación crónica.

Reducir la inflamación crónica

Afortunadamente, hay medidas que puedes tomar para reducir la inflamación crónica y promover una vida más saludable:

  1. Dieta antiinflamatoria: prioriza alimentos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, así como grasas saludables como las que se encuentran en el aceite de oliva y el pescado graso. Evita alimentos procesados, azúcares refinados y grasas saturadas.
  2. Cuidar la microbiota: una microbiota intestinal saludable ha demostrado reducir la inflamación intestinal y general.
  3. Ejercicio regular: el ejercicio ayuda a reducir la inflamación y a mantener un peso saludable.
  4. Gestión del estrés: el estrés crónico puede contribuir a la inflamación. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la respiración, la meditación y el yoga, puede ser beneficioso.
  5. Dormir lo suficiente: el sueño insuficiente puede aumentar la inflamación. Prioriza un sueño de calidad.
  6. Evitar el tabaco y el exceso de alcohol: estos hábitos pueden aumentar la inflamación y el riesgo de enfermedades relacionadas.
  7. Controlar las enfermedades crónicas: si ya tienes una enfermedad crónica, colaborar con tu médico para controlarla adecuadamente puede ayudar a reducir la inflamación.

Conclusión

La inflamación crónica puede ser perjudicial para la salud a largo plazo, pero hay medidas que puedes tomar para reducirla. Al hacer cambios en tu estilo de vida, como mejorar tu dieta, hacer ejercicio y gestionar el estrés, puedes ayudar a prevenir o controlar la inflamación crónica y mantener un camino hacia una vida más saludable y activa. Siempre consulta a un profesional de la salud antes de realizar cambios significativos en tu estilo de vida, especialmente si tienes condiciones médicas existentes.

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Fuentes:

https://www.conasi.eu/blog/consejos-de-salud/inflamacion-cronica/#%C2%BFComo_afecta_la_inflamacion_cronica_al_cuerpo

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/nutricion/inflamacion-cronica-causas-como-evitarla_2424

Síndrome metabólico

Síndrome metabólico 1280 853 Richard Vera

El síndrome metabólico es un término que escuchamos cada vez con más frecuencia en el campo de la salud. Se refiere a un conjunto de condiciones médicas interrelacionadas que, cuando se presentan juntas, aumentan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud.

Comprender el síndrome metabólico, sus componentes y cómo prevenirlo o controlarlo es fundamental para llevar una vida saludable.

Componentes del síndrome metabólico

El síndrome metabólico se diagnostica cuando una persona tiene al menos tres de los siguientes componentes:

  • Obesidad abdominal: esto se evalúa midiendo la circunferencia de la cintura. En general, se considera un exceso de grasa abdominal si la circunferencia es mayor de 102 cm en hombres y 88 cm en mujeres.
  • Niveles elevados de azúcar en sangre en ayunas: esto se refiere a una glucosa en sangre en ayunas de 100 mg/dl o más.
  • Presión arterial alta: una presión arterial sistólica (el número superior) de 130 mm Hg o más, y/o una presión arterial diastólica (el número inferior) de 85 mm Hg o más.
  • Niveles bajos de colesterol HDL: niveles de colesterol HDL menores de 40 mg/dl en hombres y de 50 mg/dl en mujeres.
  • Niveles altos de triglicéridos en sangre: niveles de triglicéridos en sangre de 150 mg/dl o más.

Factores de riesgo y causas del síndrome metabólico

Varios factores contribuyen al desarrollo del síndrome metabólico, incluyendo la genética, la obesidad, la falta de actividad física y una dieta poco saludable. La resistencia a la insulina, en la que el cuerpo no utiliza la insulina de manera efectiva, es un factor clave. La insulina es una hormona que regula el azúcar en sangre, y cuando no se procesa correctamente, puede llevar a niveles elevados de azúcar en sangre.

Consecuencias del síndrome metabólico

El síndrome metabólico no es solo un diagnóstico, sino una seria advertencia de problemas de salud potencialmente graves. Las consecuencias incluyen un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo 2 y enfermedad hepática grasa no alcohólica. Además, el síndrome metabólico también puede contribuir a problemas de salud mental, como la depresión.

Prevención y control del síndrome metabólico

La buena noticia es que es prevenible y controlable. Aquí hay algunas estrategias clave:

  1. Mantén un peso saludable: la pérdida de peso y el mantenimiento de un índice de masa corporal (IMC) saludable son fundamentales para reducir los factores de riesgo del síndrome metabólico.
  2. Come bien: una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, y baja en azúcares refinados y grasas saturadas, puede ayudar a controlar el síndrome metabólico.
  3. Haz ejercicio regularmente: la actividad física regular es esencial para mejorar la resistencia a la insulina y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  4. Controla el azúcar en sangre: si tienes niveles elevados de azúcar en sangre, trabaja con tu médico para controlarlos y prevenir la diabetes.
  5. Controla la presión arterial y el colesterol: establece metas para mantener tu presión arterial y tu colesterol en niveles saludables.
  6. Deja de fumar y limita el consumo de alcohol: el tabaco y el consumo excesivo de alcohol aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  7. Gestión del estrés: el estrés crónico puede contribuir al síndrome metabólico. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga, puede ser beneficioso.
  8. Alimentos nutracéuticos: desde el Método Obefis te recomendamos el consumo de alimentos nutracéuticos y funcionales. Estos alimentos son aquellos que se consideran beneficiosos para la salud y van más allá de la simple nutrición: buscan mejorar la salud de las personas a través de la alimentación. Si estás interesado, échale un vistazo los alimentos nutracéuticos de BocadosFit. Son sanos, conservan el mejor sabor y contribuyen a prevenir y controlar el síndrome metabólico.

En conclusión

El síndrome metabólico es un problema de salud común, pero no debes sentirte impotente ante él. Con cambios en el estilo de vida y la atención médica adecuada, es posible prevenirlo o controlarlo de manera efectiva. Lo más importante es tomar medidas proactivas para mantener un estilo de vida saludable y reducir los factores de riesgo.

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El chocolate que reduce el azúcar

El chocolate que reduce el azúcar 1280 853 Richard Vera

Investigadoras del CSIC demuestran que una mezcla de cacao y algarroba es efectiva frente a problemas cardíacos relacionados con la diabetes.

Este nuevo chocolate reduce el azúcar en sangre y cuida el corazón

Esta investigación ha sido publicada en la revista científica Antioxidants y ya ha sido probada en modelos animales de diabetes.

Según los científicos, esta mezcla de cacao y algarroba sin azúcar tiene efectos antiinflamatorios que protegen frente a la miocardiopatía diabética. Es más, este compuesto amplifica su efecto en combinación con la metformina, el fármaco más utilizado en el tratamiento de la diabetes tipo 2.

Aunque en la actualidad se dispone de numerosos fármacos para el control glucémico de pacientes con diabetes tipo 2, en la mayoría de los casos estos no logran prevenir las complicaciones cardíacas. Sin embargo, en los últimos años se les ha dado mayor importancia a los polifenoles por su demostrada eficacia en la prevención de enfermedades cardiovasculares sin efectos secundarios adversos.

Resultados

Los resultados del estudio mostraron que mejoraron los niveles de glucosa en sangre, tanto en ayunas como después de las comidas. Igualmente, la mezcla de cacao y algarroba protegió al corazón del aumento del estrés oxidativo y la inflamación asociados a la diabetes tipo 2, lo que evitó el desarrollo de la miocardiopatía diabética.

Además, los investigadores comprobaron que la mezcla de algarroba y cacao combinada con metformina mejoró la protección frente a complicaciones cardíacas.

Composición del chocolate

Este nuevo chocolate combina las propiedades del cacao y la algarroba para dar lugar al dulce perfecto para nuestra salud.

Por un lado, el cacao es un alimento rico en polifenoles con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y cardioprotectoras. Sin embargo, en estado puro, su sabor es amargo y poco atractivo. Este sabor suele modificarse añadiendo azúcares, generando así productos con un peor perfil nutricional y con contraindicados para las personas diabéticas.

Por otro lado, la algarroba, rica en polifenoles y fibra, ha demostrado ser una buena opción para combinar con el cacao y generar una mezcla con un alto contenido de compuestos bioactivos y con un sabor menos amargo. Esta legumbre posee un poderoso principio activo conefectos similares a la insulina:el D-pinitol. La algarroba también protege el hígado y previene la osteoporosis. Además, este alimento es dulce, lo que lo convierte en un sustituto cada vez más popular de los edulcorantes y los ingredientes azucarados para la repostería saludable.

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Fuente:

https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20220321/nuevo-chocolate-espana-reduce-azucar-sangre-corazon/658184253_0.html

¿Podría la microbiota ser clave para la salud mental?

¿Podría la microbiota ser clave para la salud mental? 1280 854 Richard Vera

La depresión es un trastorno que sigue siendo poco comprendido, con causas poco claras y opciones de tratamiento limitadas. Sin embargo, dos estudios recientes publicados en la revista Nature Communications han arrojado luz sobre una posible conexión entre la flora intestinal y la salud mental. Estos estudios identificaron características específicas en la microbiota de personas con depresión, incluyendo diferentes poblaciones étnicas y hábitos.

El papel de la microbiota en los trastornos depresivos

La microbiota intestinal, que consiste en una comunidad de bacterias que viven en nuestro intestino, ha sido objeto de investigación en relación con la salud mental. Aunque los mecanismos biológicos subyacentes aún se estudian, se cree que el microbioma desempeña un papel importante en los trastornos depresivos.

Hallazgos de los estudios

El primer estudio, realizado en la Universidad de Ámsterdam, analizó a una muestra diversa de 3.211 personas de diferentes etnias. Al vincular los datos de la microbiota con información demográfica, conductual y de depresión, se identificó una firma microbiana predictiva de los síntomas depresivos que fue consistente en todos los grupos étnicos estudiados.

En el segundo estudio, llevado a cabo en el Centro Médico Erasmo de Rotterdam, se examinaron 1.054 participantes. Se encontraron 13 grupos de organismos bacterianos asociados con síntomas depresivos. Estos hallazgos se replicaron en el estudio de la Universidad de Ámsterdam.

Implicaciones y perspectivas futuras

Estos estudios refuerzan aún más el vínculo entre la composición de la flora intestinal y la depresión. Se identificaron bacterias intestinales específicas involucradas en la síntesis de mensajeros químicos relacionados con la depresión, como el glutamato, el butirato, la serotonina y el ácido gamma amino butírico (GABA).

Aunque el impacto clínico de estos resultados aún debe confirmarse experimentalmente, los hallazgos sugieren que la microbiota intestinal podría convertirse en un objetivo prometedor para futuras terapias contra la depresión. Sin embargo, es importante destacar que aún se necesita más investigación para comprender completamente su papel y desarrollar enfoques terapéuticos efectivos.

Estos hallazgos abren nuevas perspectivas en la comprensión de los trastornos depresivos y la conexión entre la flora intestinal y el funcionamiento cerebral. Aunque todavía es temprano para hablar de tratamientos específicos, los resultados respaldan la importancia de mantener un equilibrio en la microbiota a través de una dieta saludable y plantean nuevas vías de investigación para abordar la depresión desde una perspectiva novedosa.

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Fuente: https://www.abc.es/salud/enfermedades/confirman-vinculo-flora-intestinal-depresion-20221206170456-nt.html

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