Lo primero es que te sitúes en tu lugar predilecto para comer una ración de palomitas, que puede ser delante de una pantalla de televisión o de cine, y acompañadas con una buena cerveza o una lata de un refresco cargada de mucho azúcar.
Es importante que sepas que estos tres alimentos son muy ricos en hidratos de carbono y con un Índice Glucémico (IG) alto y, por lo tanto, engordan.
Los dos primeros (ricos en almidón) y todo el azúcar refinado de la lata de refresco provocarán, en la persona que los consuma, una modificación de sus niveles de glucosa. Una elevación de la misma estimula la liberación compensatoria de la hormona insulina y esta hormona será la responsable de almacenar toda esa carga de energía en los depósitos de grasa corporal (adipocitos).
La composición química de las palomitas nos confirma toda la afirmación que hacía antes. La cubierta del grano (o pericarpio) es rica en fibra. Y es en el endospermo donde está contenido todo el almidón (más del 80 % del total del grano). En el germen encontramos ácidos grasos y proteínas.